Religión, la Película ‘Pink’ y la Distorsión Gay del Fundamentalismo Religioso

Paradas GayFrancisco Cartagena Méndez continúa su activismo LGBTT en Puerto Rico, especialmente en contra del fundamentalismo religioso.
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Por: Francisco “El Jimagua” Cartagena Méndez/Columnista de TRT—

El discurso fundamentalista religioso como motor opresor y creador de confusiones en nuestras sociedades y entornos familiares, constantemente realiza expresiones en las que se condena la homosexualidad. Estas condenas totalmente equivocadas fomentan una distorsión sobre lo que verdaderamente representa ser gay, lesbiana, bisexual, transgénero o transexual.

Recientemente se anunció el estreno de la película mexicana “Pink” la cual abiertamente se ha proclamado como una cinta que va en contra de la adopción en matrimonios igualitarios. Esta película, totalmente homofóbica, presenta la historia de dos gays alcohólicos y drogadictos que deciden adoptar a un niño, el cual “sufre” de “bullying” porque no tiene una madre.

El primer error de esta película es hablar del sufrimiento de un niño por ser adoptado por dos gays y no tener una madre. Al escritor de la película se le olvidó resaltar que si hay niños siendo adoptados por parejas gays es porque sus familias tradicionales (papá y mamá) les abandonaron.

El título de la cinta “Pink” comienza a denotar los prejuicios mediante la cual se caracteriza, ya  que asocia a los gays con el color rosa. Dicho color (el rosa) ha sido catalogado como uno que representa a la mujer, como el azul desde el prejuicio de género representa a los hombres o a lo masculino. Es así también la cinta prehistórica en que ignora la evolución del uso de dichos colores bajo el concepto cerrado del binario sexual: azul para los hombres, rosa para las mujeres. Este concepto ha mostrado una profunda evolución en países más avanzados. Recientemente Target, una tienda por departamentos de los E.U., decidió romper con los protocolos de colores asignados a niños y a niñas, finalmente cambiando lo que representarán en el futuro, no tanto para los gays, sino que para los niños y niñas heterosexuales también.

“Pink” además fomenta una idea de que todos los homosexuales son drogadictos, alcohólicos y disfuncionales en sus relaciones de matrimonio y en las crianzas parentales. Otro asunto se relaciona al hecho que la película busca perpetuar un mensaje de que los niños adoptados por parejas gays sufren por causa de la orientación sexual de éstos, lo cual es falso y así lo demuestra la Asociación Psicológica Americana, entre muchas otras organizaciones profesionales que han llegado a la misma conclusión. En esto también era “Pink”.

Los niños y niñas adoptados (as) por matrimonios igualitarios viven una vida normal llena amor y respeto, pero pueden llegar a sufrir por causa del discurso de odio que protagonizan los propios religiosos fundamentalistas. Este discurso eclesiástico secuestra a nuestras familias y se reproduce en nuestras sociedades promoviendo violencia contra la comunidad LGBTT.

La película “Pink” concluye con uno de los gays abrazando la religión y “curándose” (“gay conversion therapy”, en inglés) de su homosexualidad, lo cual es altamente condenado por el gobierno de muchos estados de la nación americana. Pero el golpe homofóbico más triste de esta película lo es que ambos gays terminan padeciendo de SIDA, un estereotipo más que explotan los irresponsables creadores de esta cinta. Recordemos que el VIH y el SIDA han sido asociados a los gays desde que la enfermedad se conociera mundialmente hace varias décadas atrás, aunque no es una enfermedad gay según muchos estudios han comprobado, uno de ellos por el “Annals of the New York Academy of Sciences”.

El peligro de la película “Pink” es que fomenta la distorsión gay, los prejuicios en contra de nuestras orientaciones sexuales, así como violencia, agresiones y odio en contra de toda la comunidad LGBTT.

Los seres humanos somos seres biológicos diversos, sin embargo, muchas religiones han optado por privilegiar la heterosexualidad sobre las demás orientaciones sexuales, tal como lo hicieron en el pasado (y todavía lo hacen) sobre los derechos de la mujer y el discrimen racial contra los negros. Estas condenas sólo buscan dominar la libertad del ser humano, unido a la realidad de que los líderes fundamentalistas tienen como fin lucrarse económicamente del temor que proyectan.

En los últimos años, la comunidad LGBTT a nivel mundial ha logrado avances a favor del reconocimiento de varios derechos legales y protecciones por parte de los gobiernos de sus países. Sin embargo, con cada batalla vencida, el fundamentalismo recrudece su discurso de odio, proliferando una distorsión sobre lo que verdaderamente es ser gay y lo que verdaderamente implica ser “cristiano”.

En las adopciones de niños y niñas por parejas heterosexuales o gays se debe tener en cuenta la capacidad económica y los antecedentes familiares, sociales, penales y laborales de quienes aspiran a dicha adopción. Jamás la orientación sexual de una persona debe ser motivo para discriminar o para negarles un hogar cálido, de amor y protección a los niños y niñas en hogares sustitutos o en custodia del estado.

Hay millones de parejas gays funcionales en todo el mundo, parejas del mismo sexo que son profesionales y estables, que pueden ofrecerle un hogar seguro a esos niños y niñas que lamentablemente fueron abandonados o abusados por sus propios padres heterosexuales. Esta realidad no la discute, por supuesto, la película “Pink”.

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*Escritor y activista de derechos humanos de Puerto Rico. Editado por Graysen Martínez Ocasio.

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